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domingo, 13 de junio de 2010

En Brujas, segunda parte... Cuaderno de viaje.


Una vez habéis visto un poco la ciudad a través de nuestras cámaras, quisiera detallar algunas anécdotas de nuestro viaje.

Y es que, al fin y al cabo, más que los hermosos paisajes, los edificios emblemáticos y las puestas de sol espectaculares, son esos pequeños momentos cómicos, las curiosidades que te encuentras por el camino sin esperarlo, o las personas con las que te cruzas, las que hacen que cada viaje sea diferente a los demás y que, por tanto, merezca la pena.

Así pues, aquí vamos con nuestro humilde anecdotario.

  • Una de las primeras cosas que nos llamó la atención de Brujas es que allí todos los bancos -todos- son iguales... Blancos, negros o verdes, a juego con la calle en la que estén, pero todos son dragones como estos:

  • En Brujas son seguidores fervientes del arte de nuestro país... Y si no te lo crees, echa un vistazo a las dos exposiciones que nos encontramos por allí:

  • Constantemente pasaban barquitos llenos de turistas y Daniel se obsesionó con fotografiarlos, incluso aunque eso supusiera excluirme a mí de la fotografía... Yo, por mi parte, sólo los encontré dignos de foto más tarde, cuando empezó a llover...


  • En una callecita nos encontramos a dos tontos haciéndose una foto absurda... Por supuesto, en cuanto se fueron, corrimos a hacer lo mismo... Ejem.

  • Nos hicimos llamar a nosotros mismos Hansel y Gretel... ¡Y es que comimos como alimañas! La bruja, con nosotros, se hubiera cebado, eso seguro...

 
(Este es Daniel celebrando su acierto con el plato y la cerveza. El mío estaba bueno, pero si llego a saber que llevaba pasta no lo hubiera pedido... Y es que ¡cualquiera se aclara con esos nombres!)


    (Una riquísima ensalada de salmón para compartir, un plato -cuantioso- para cada uno y, cuando pensábamos que eso era todo, van y nos traen esto para acompañar) :
    (Estuvo bueno. Pero acabamos hasta arriba y dejamos mucha comida. Y no me gusta tirar comida) :-(
    (Y este es el restaurante. Entramos aquí porque leímos en el cartel: Ecoge ejte. Así que lo escogimos).
  • Nos recorrimos todas las bombonerías de la ciudad -que son muchas- buscando él bombón de mis sueños: un delicioso bombón de chocolate fino con leche relleno de mousse de fresa que probé un par de veces en el avión... Lamentablemente, no lo encontramos, aunque sí encontramos escaparates de chocolate de lo más variopintos:

  • A la salida de una iglesia nos encontramos con este simpático señor... Supongo que aún soy como una niña, porque este tipo de cosas son las que más me gustan en el mundo entero...



(Daniel intentó grabarme un video mientras le echaba unas monedas... Pero los turistas se agolpaban alrededor y se ponían en medio. Entonces el buen hombre, que pudo leer la desilusión pintada en mi rostro, me regaló el que para mí fue el mejor momento del viaje. ¡Gracias señor!)




(La verdad es que parezco retrasadita... Pero bueno, ¿¡¡y lo feliz que era!!?).

Continuemos...
  • Posar bajo lluvia es una tarea harto complicada... A veces, pasan cosas como ésta:


... Otras veces no queda más remedio que improvisar:



  • Yo no tenía paraguas, así que traté de robar uno... Bueno, la historia no es exactamente así. Resulta que unas rumanas lo dejaron abandonado y se fueron por ahí a hacerse fotos... Y yo lo vi allí, solito, indefenso, a la intemperie... Y era bonito. Y lila... ¡Y yo no sabía a ciencia cierta si era de ellas! Así que lo cogí. Y Daniel me dijo: "No me hagas pasar vergüenza". Y luego añadió: "Corramos por el otro lado" y yo, como tengo muy buen corazón, le respondí: "Ni hablar, si es de ellas, volverán a por él". Y era. Y volvieron. Y Daniel pasó vergüenza. Pero yo no, sólo faltaba ¡encima que encuentro su paraguas!


  • Como somos catalanes (bueno, yo no, pero todo se pega menos la hermosura) íbamos mirando todo lo que era gratis. Así, dimos con esta curiosa mini galería, al final de la cual se encontraba el propio artista pintando un cuadro. Le pregunté si podía hacerle una foto mientras trabajaba, y me dijo que no había problema. Así que le hice dos. Y Daniel grabó un video. Le das a la gente la mano y... Desde luego... :-D


  • Una vez fuera, y como no conseguí mi paraguas, fuimos a tomar un café para guarecernos un ratito de la lluvia. Y nos lo tomamos... Y tanto que sí.
"Esta, amigos, es la historia de Hansel y Gretel, dos niños gorditos perdidos en Brujas. Dos pobres niños que, como ignoraban que si te pides un café en esta ciudad te sirven también nata y bombones, se pidieron -para acompañar- un delicioso cupcake de chocolate..."



"Y no es que tuvieran hambre, no... (se habían comido ya todas las miguitas que tiraron por el camino para no perderse)... Es que, sencillamente, Gretel nunca se había comido un Cupcake".



El primer cupcake de Gretel



"Y comieron y comieron, y engordaron como bolitas. Y se comieron a la bruja también, que sabía a chocolate".


"Y la casa de la bruja era preciosa..."



"Y Hansel y Gretel querían quedarse a vivir allí para siempre. Pero no podían; tenían que volver a casa... Sin embargo, siempre recordarían la ciudad de Brujas, una ciudad en la que encontraron de todo:



Un portal de Belén tallado en la madera de un árbol...



Una tienda con parasoles mágicos...


Un [horrible] busto con gafas...


Un oso y un león...



Rosas de metal...



Y rosas frescas...



Zapatos de hierba...


Sueños y esperanzas...


Y también romanticismo.


Bueno, según se mire..."

The End

sábado, 12 de junio de 2010

Brujas: Crónica (y fotos) de un viaje anunciado.

Hace un par de meses caí en la cuenta de que Daniel es una de las pocas personas que, a pesar de mantener contacto regular conmigo durante los dos últimos años, nunca me había pedido un billete de avión.
Así que se lo ofrecí yo.

-Como yo viajo gratis -le dije- si quieres te pido unos billetes para irnos de excursión un día. Elige el sitio que quieras.
-Brujas -eligió él- que tengo muchas ganas de ir desde que vi la peli (Escondidos en Brujas).

Y me pareció bien.
Y le pedí los billetes.
Y primero vino la nube volcánica. Y más tarde llegó mi cese en la compañía.
Por una razón u otra, parecía que ese viaje quedaría sólo en un plan.

"Yo nunca hago planes" -suelo decir-.
Cada vez que alguien hace planes empieza a desmoronarlo todo.

Y así, andando el tiempo, la compañía nos da por error unos billetes que no esperábamos. Pero yo ya no podía acompañarlo...
Y entonces aparece Manoli en escena. Manoli, de la que no sabía nada hacía meses... Y me regala unos billetitos de ida y vuelta a Bruselas. ¡Qué detallazo tan inesperado!
Y allá que nos fuimos...
Y han sido 18 horas maravillosamente agotadoras :-)

Y bueno, aquí os dejo un montón de fotitos de la ciudad. Espero que os gusten:


¡A nosotros nos encantó!

Pronto añadiré algunas anécdotas más del viaje. Mientras tanto, ¡que tengáis un buen finde! <3
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