¡Hola amigos!
Soy yo otra vez.
Desde la última vez que escribí han pasado muchas cosas en esta familia... Aunque, por suerte para mí, no fui abandonada en ninguna gasolinera como me temía.
Ahora somos gatos nómadas. O algo así. Y es que en las últimas dos semanas, ¡hemos cambiado 3 veces de residencia! Os cuento:
Cuando papá y mamá terminaron de meter las cosas en cajas, mamá lo achuchó todo dentro de una minicasa con ruedas. Parecía imposible que pudiesen entrar tantas cosas en tan poco espacio, pero mamá es muy hábil con estas cosas. Papá es más torpe para eso, pero es capaz de levantar las cajas porque está muy fuerte, y también puede mover la casa de lugar girando una rueda, y eso también es impresionante...
Vivimos allí por un día. Menos mal, porque no me gustaba mucho esa casa; era demasiado pequeña... ¡Aunque tenía grandes ventanas y una alfombra estupenda para hacerme las uñas! Sin embargo a ellos no parecía gustarle mucho y constantemente tenían que salir.
A veces pienso que su vida sería mucho más fácil si aprendieran a hacer sus necesidades en un cajón de arena. A mí me parece una costumbre muy buena...
Después nos instalamos en el campo.
Allí estuvimos más tiempo, y papá y mamá se volvieron locos deshaciendo y rehaciendo todas las cajas de cartón. Yo me las prometía muy felices, pero fue un chasco. Ni siquiera me dejaron salir a tomar el sol y husmear un poco en busca de bichos. Encima, una vez conseguí despistarlos y escaparme por una ranura de la puerta y un perro casi me mata. ¡Menudo susto!
Por último, hace dos días llegamos aquí. No sabría describir bien este lugar, pero para que os hagáis una idea rápida, papá y mamá le han dado muchos nombres bonitos: El bunker, el refugio antiaéreo, el sótano, la cueva, la mazmorra, el subsuelo, el castillo... Es un sitio precioso, la verdad. Lo malo es que no veo el modo de trepar hasta las ventanas, que están un poco altas... Eso sí, puedo pasarme horas mirando los pies de la gente que pasa por la calle, con lo cual podréis comprender que me encuentro muy entretenida aquí.
La verdad es que me gusta esta casa. Como veis en la foto, ¡me encuentro muy cómoda aquí! Y creo que a papá y mamá también, porque ya tienen internet, y eso es importante.
Bueno, os dejo ya, que en el bunker anochece a las 5 y ya me está entrando sueño...