La gente suele pensar que los pingüinos están preparados para aguantar las frías temperaturas de forma natural, pero lo cierto es que, según vi hace tiempo en un documental, sobreviven gracias a que, cuando el frío arrecia, forman un enorme grupo circular, en el que se apiñan para darse calor los unos a los otros. Todo el que queda fuera de ese círculo, muere debido a las bajas temperaturas. Me gusta más pensar que nosotros somos como esos pingüinos, y necesitamos el calor de los nuestros cuando las cosas van mal.
El sábado nos fuimos todos juntos a comer a la playa. Aprovechando que hacía un día precioso y muy soleado, pensé que sería una buena idea, porque mi hermana estaba un poco desanimada, y necesitaba un poco de aire.
Hasta convencí a mi padre para que se acercase un rato, después de comer. Mi padre, que nunca va a la playa. NUNCA. Y ¡jugó al fútbol! Y mi hermano, que acababa de llegar de Canarias, se pasó también a saludar.
Comimos, jugaron a la pelota, paseamos, tomamos el sol, recogieron conchas, nos relajamos y nos reímos mucho.
(Nunca había visto a mis padres juntos en la playa. ¿Podéis creerlo? Hace casi un par de años conseguí llevar a mi madre, y fue un éxito, pero esto... esto es algo más. Parecerá un tontería, pero significa mucho para mí).
(En cuanto me di cuenta de que parece que mi sobrino está subido encima de mi madre... ¡no veo la foto de la misma manera!) :-p
Creo que a mi hermana le vino genial la "terapia". Si es que los "Heredia", cuando queremos, sabemos cómo hacer las cosas :)
Feliz lunes a todos.
2 comentarios:
muack!
:)
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