Chaleco salvavidas vs paracaídas
(o, lo que es lo mismo, tonterías de la gente)
Un vuelo cualquiera, un día cualquiera: embarque finalizado, puertas cerradas y rampas armadas. Me dispongo a "montar" la demo en medio del pasillo (esto es, para que se me entienda, colocar en el suelo el cinturón, el chaleco, la mascarilla y el panfleto de seguridad, como si de un top manta aéreo se tratase, para realizar la demostración de seguridad). Y en esto...
- Señorita, estaba yo pensando...
(Se supone que estoy preparada para reaccionar ante una emergencia, pero cuando un pasajero empieza así una frase... oh, madremíademialma, entonces se me erizan los vellos de la nuca).
- Dígame.
- ... Estaba yo pensando... y digo yo, en vez de un chaleco salvavidas... ¿No sería mejor poner un paracaídas?
Premio.
- Acaba usted de realizar la pregunta del millón. Tin tin tin. Ha ganado un maravilloso puntapié en el trasero para que pueda usted realizar la primera evacuación por aire de la historia de la aviación comercial.
Pongámonos serios.
Seguro que alguna vez te has preguntado, o peor, nos has preguntado, para qué diantres sirve un chaleco salvavidas "si ya sé nadar", del mismo modo que te has podido preguntar, o peor, nos has podido preguntar para qué te vas a abrochar el cinturón "si como nos caigamos, aquí no se va a salvar nadie". A la segunda cuestión paso directamente de responder. Pero, como me siento amable y tengo el alma rebosante de Espíritu navideño, voy a tratar de responder a la primera pregunta. Y si me equivoco, por favor que venga algún ingeniero aeronáutico/similar más ilustrado que yo y me saque de mi error y mi ignorancia.
Vamos por partes.
Sobre la utilidad del chaleco:
- El chaleco salvavidas hace justo eso. Salva vidas. Porque puede que sepa usted nadar, pero quizás tarden un poquito más de lo que usted espera en rescatarle y se agote por el esfuerzo, o quizás se haya herido usted en la caída o la evacuación y no pueda nadar bien, o puede que el mar esté un poquito más juguetón de la cuenta y haya olitas de varios metros, o tal vez no nada usted tan bien como dice... y es que, querido pasajero, siento comunicarle que el Atlántico no es la piscina de su gimnasio.
- Puede darse el caso -y se da- de que el avión no "se caiga" sin más, sino que los pilotos traten -y tratarán- de "amerizar" (esto es, aterrizar en el mar), con más o menos éxito. Si esto ocurre, usted tendrá bastantes más posibilidades de sobrevivir, dado todo lo expuesto en el punto anterior, si lleva el chaleco puesto (y lo infla fuera).
Sobre la inutilidad del paracaídas:
- Un avión comercial vuela a una altura media de 10-12 mil metros. A esas alturas, el exterior no es "respirable" y hace un frío que te pelas. Debido a ello, las cabinas de los aviones van "presurizadas". Esta diferencia de presiones entre el interior y el exterior del avión hace que no sea físicamente posible abrir la puerta. Y, si no hay puerta, ya me dirá usted por dónde salta.
- Suponiendo que el avión pudiese bajar (recuerde que si hay que evacuarlo, probablemente tendrá múltiples problemitas técnicos) hasta una altura respirable, y suponiendo que pudiera mantenerse así durante un minuto y medio (el tiempo que se necesita para evacuarlo -en tierra-), cuando yo abra la puerta y usted salte, podrán pasar varias cosas (elija su opción preferida):
- Que se lo trague el motor (que estará encendido) si salta usted por delante.
- Que se achicharre vivo (otra vez el dichoso motor) si salta usted por detrás.
- Que se golpee fatalmente con el fuselaje o los planos (recuerde que un avión vuela a 800 km/h como mínimo y éste en concreto tiene además problemas técnicos diversos, y a lo mejor encima hasta hay mal tiempo y turbulencia).
- Que consiga usted salir ileso del salto y no sepa utilizar bien el paracaídas, porque no nos hizo ni caso en la demostración de seguridad*, o bien éste no se active correctamente y se estampe usted contra el suelo, sin planear como podría hacerlo un avión.
- Que se active y caiga usted veteasaberdónde, tierra o mar, y sin radiobaliza ni coordenadas a ver cuándo lo encuentran.
- Que finalmente le dé a usted canguele saltar (esas cosas pasan en las mejores compañías) y se quede dentro del avión y, cuando éste caiga en el mar, no tenga chaleco, por listo.
- *Si normalmente ustedes nos ignoran cuando hacemos la demostración de seguridad, imagínese tener que instruir en pocos minutos a un avión de 100 ó 200 pasajeros en el uso de un paracaídas. ¿Ya? Pues ahora imagínese que después lo usan todos correctamente. Sin comentarios.
En fin, señores, que no les doy más la tabarra hoy. Es sólo que se acerca la Navidad, y ya saben que es época de pedir deseos, y de repente pensé qué agradable sería el mundo si nadie más quisiera llevar un paracaídas debajo del asiento convencido de que le serviría para algo.
¡Que tengáis un buen martes y 13!
(y no os embarquéis hoy, por si acaso)
2 comentarios:
A parte de que me encanta esa foto, que es que sales re-bella.... no me he podido reír más!!! Creo que lo voy a imprimir y a llevar con los procedimientos pa la próxima que me toquen los güevos!!
FDO: (cómo va de anónimo, ya sabes quien soy y que no me gusta salir en ningún lado....)
jaja imprímelo!!
Muchas gracias por los piropos :-) love you.
Publicar un comentario