Destacamento en Amsterdam
(y otras historias)
En mi profesión, a veces tenemos lo que se llama un destacamento. Eso significa que te envían x tiempo a trabajar desde x lugar.
Como por ejemplo, ahora a mí, 4 días en Amsterdam.
Dormir en hoteles es una experiencia extraña.
Abres la puerta de la habitación y miras al interior como el que se asoma por una ventanita a ver su futuro inmediato.
"Ah, pues no está nada mal"
o
"buff, espero que no haya cucarachas".
Entras y cierras la puerta, y de repente te encuentras cara a cara contigo mismo, con tu soledad.
Dormir solo en un hotel es un encontrarse a uno mismo, pero en el cascarón de otro.
Una pausa para la reflexión.
Como si el tiempo no funcionase de la misma forma de puertas para adentro.
Raro, raro, raro.
Este hotel, por cierto, no está nada mal.
...
En otro orden de cosas, ayer un pasajero acompañó a su hija de 7 u 8 años al lavabo. Como había bastante gente allí agolpada haciendo cola, les expliqué amablemente, así en general, que no podían estar tantos allí, que si saltaban las máscaras, no habría para todos. El padre se dio por aludido (los demás me ignoraron) y me contestó que no iba a dejar a su hija "allí sola". Allí, en la puerta de las mazmorras, a tres filas de distancia de su asiento, donde la bruja de la azafata vigila. La niña entró al baño, hizo sus cosas en 10 segundos, salió y se fue corriendo a su asiento, dejando a su padre detrás con la palabra en la boca.
"¿Te has lavado las manos?"
"¡No!"
"Lávate las manos"
"¡No!"
Obviamente, su presencia en la puerta del baño fue crucial para la supervivencia de su progenie.
Hay dos tipos de pasajeros; los que dejan que su hijo de 2 años corretee, gatee y se aventure por todo el avión ("que ya se harán cargo las azafatas") mientras ellos duermen, charlan o se hacen los longuis, y aquéllos que no pueden permitir que su hija de 8 vaya al baño, 3 filas más atrás, solita.
Eso sí, la niña iba descalza y descalza entró en el baño.
Pero no pasa nada.
Porque los gérmenes y suciedad de los lavabos del avión no te afectan si tu papá te espera en la puerta.
1 comentario:
Muy poética la primera parte, y muy prosaica la segunda. No a los padres que sobreprotegen su progenie de la cabeza a los tobillos.
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