Creo que ya os he hablado alguna vez del Bohemia Jazz Café.
Sé que ahora se ha vuelto un local un poco "mainstream" en Granada, y que no queda guay que te guste, pero qué queréis que os diga; me aferro a él como se aferran los ancianos a sus viejos tiempos. Porque hubo un tiempo, no sé si mejor, pero sí importante para mí, del que el Bohemia fue testigo. Un tiempo en el que, en épocas de exámenes, en las frías noches de febrero o en aquellas en las que el calor no nos dejaba dormir, nuestros pies se dirigían solos hacia sus salas en penumbra, sus pianos, su jazz suave, su ambiente cargado de humo, sus copas de helado, sus cócteles, sus camareros con permanente aire de desidia, su cuidada decoración.
Sí, desde luego, el Bohemia se merece una visita de tanto en tanto... Y una entrada propia en el blog.
(Todas estas fotos fueron tomadas durante mi última visita a Granada, en Semana Santa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario