De ellos, uno fue adoptado por un amigo. Lo llamaron Elvis.
Otro murió envenenado por alguna mala persona junto con su mamá. Fue muy triste.
El tercero es un gato tricolor. Y eso es muy raro. Porque, normalmente, sólo tienen 3 colores las hembras.
Se llamaba Mandarina, como su mamá. Hasta que se hizo mayor... Y nos dijo que no era Mandarina, no, era Mandarino :-)
Este gato ha resultado ser como su nombre: una rareza, algo feo, pero simpático y muy, muy gracioso. ¡Que no deja a nadie indiferente, vamos!
Querido Mandarino: Me encanta cómo siempre nos acompañas en nuestros paseos por el jardín, trepas a los árboles para jugar, haces de "gato-pastor" con las gallinas, mantienes a raya a los perros y te asustas con las tortugas.
Te queremos, Mandarino. Eres un gato genial.
3 comentarios:
jo! ahora me apetece una mandarina y no tengo.
jajaja Si quieres te doy un mandarino :-p
Como me gusta...
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