Resulta raro poder decir, después de tanto, que soy licenciada.
Aunque no puedo dejar de sentirme orgullosa de mí misma por no haber abandonado, ni siquiera en los momentos de baja motivación (que han sido muchos), mis estudios...
Y además, terminar a lo grande, con la máxima nota, ¡merecía celebración!
Así pues, el jueves por la noche, pedimos sushi y otras delicias asiáticas a domicilio.
Y estaba todo así de bueno:
¡Muchas felicidades a mí misma!
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