martes, 20 de mayo de 2014

Mira que está lejos Japón (i).


Estos últimos días he estado pensando en mis próximas vacaciones. Planificando, soñando despierta, tomando decisiones. Quería ir a Nueva Zelanda y las islas Cook (me he enamorado de Aitutaki), pero la verdad, por varias razones no sé si va a ser posible. 
Entre tanto, me acordé de que aún no os he contado nada de mis últimas vacaciones el pasado Diciembre, cuando M. y yo nos fuimos a Japón.
Y como estoy de baja y tengo más tiempo libre del que estoy acostumbrada a sobrellevar con buen ánimo, me he decidido a poner esta entrada, que tengo el blog abandonado, y contaros así de paso un poco sobre el que hasta ahora ha sido nuestro mejor viaje.

Aquí van algunas de las cosas que vimos /aprendimos / hicimos en Japón y que me apetece compartir con vosotros.


JAPÓN, PARTE I. TOKYO.




 Por supuesto tenía que empezar por Tokio. Porque es lo primero y lo último que vimos. Porque es exactamente como te la imaginas, y un poco más. Porque quizás no he visto suficientes grandes ciudades de noche, pero ésta es sencillamente espectacular, con sus pequeñas lucecitas rojas, que se encienden y se apagan rítmicamente en lo alto de sus edificios y consiguen que contemplarlos de noche sea un ejercicio hipnótico. Por sus extravagancias y sus excesos, sus cómicos karaokes y sus alocados fotomatones, sus multitudes que caminan rápido con pasitos cortos, su caos increíblemente bien ordenado, por sus flechas en el suelo del metro y sus colas para todo, por su frenética actividad nocturna y la extraña paz que habita en sus esquinas, por sus estilismos y sus choques culturales, por sus pequeños bares de comida rápida, en los que no tienes ni idea de lo que estás pidiendo, sorber fideos está bien visto y los huevos cocidos son color marrón, por sus habitaciones de hotel, minúsculas, súper limpias y con todo tipo de amenities, desde kimono, hasta tónico facial de shiseido, porque sus inodoros tienen más funciones que la termomix, porque sus bares son para fumadores, pero en sus calles está prohibido, por la musiquita que suena en el tren cuando llegas a una estación, por su bahía y su Rainbow Bridge, y sus rascacielos y sus mercados, por sus interminables carteles de neón, por sus microsiestas de metro (a las que me aficioné fervorosamente en menos de dos semanas), porque las calles no tienen nombres ni apenas indicaciones, y si los tienen la gente no los conoce... y te perderás, pero si preguntas, te acompañarán o te dejarán con alguien que pueda ayudarte, o te ofrecerán ayuda simplemente por verte en la calle mirando un mapa.

Aquí os dejo un breve resumen gráfico de "mi Tokio", que es mío porque es el que yo viví. Espero que os guste.

Tokio de noche

Tokio es, probablemente, la ciudad nocturna más bonita que he visto. Increíblemente viva y llena de color. Cenar mientras observas desde el otro lado de la bahía cómo se va llenando todo de luces es sencillamente espectacular.








Aquí os dejo un par de vídeos de Tokio por la noche; el primero, una vista de la bahía de Tokio desde la isla de Odaiba. 


El segundo, el recorrido de regreso en tren desde la isla hasta Tokio.
**Vídeo bonito, pero largo, sólo apto si eres un fanático de Tokio, de mirar por la ventana del tren, o de los vídeos de viajes**


Tokio de día

Si vas a visitar otros lugares de Japón, Tokio durante el día no te aportará demasiado, ya que aunque sus templos y jardines son muy bonitos, los verás mejores en otras ciudades. Eso sí, resulta interesante ver la locura del metro, o del cruce de Shibuya a horas puntas. Y si coges el tren hasta la isla artificial de Odaiba, sumergirte entre los altos edificios y ver la puesta de sol desde el otro lado son experiencias impagables.














Y aquí un vídeo -también desde el tren- en sentido inverso; desde Tokio a Odaiba durante el día.
**También largo y todo lo demás, aunque un poco menos**



Este vídeo fue grabado desde el Starbucks que está en el famoso cruce de Shibuya. No se trata de una hora punta, que es mucho más vistoso, pero igualmente me llamaba la atención la pequeña escena que se forma, con los peones de la obra atravesando la multitud, las bicis, la gente corriendo... y cómo todos se van poco a poco ordenando, hasta las rezagadas del final :o)



Comer en Tokio

Comer en Japón me resultó más complicado de lo que pensé en un principio. Sobre todo en Tokio, no es nada fácil encontrar platos sin carne (suelen poner cerdo a casi todas sus sopas, arroces y fideos, ya que es una opción rápida y barata). Además, sobre todo al principio, te dará la sensación de que pides un poco a la aventura, sin saber del todo qué te van a servir. Por suerte, sí como pescado, y en Tokio disfruté del mejor sushi y el mejor arroz de mi vida.
Su té es rico, y lo sirven gratis en los restaurantes para acompañar las comidas, lo cual te puede suponer un ahorro importante en bebidas. No tanto así sus dulces y postres que, la verdad, no son para tirar cohetes. Eso sí, la ceremonia del té es curiosa.
Si eliges los restaurantes con cuidado de que no sean los típicos de turistas, como hago yo, corres el riesgo -como nos pasó a nosotros- de que dentro te estén esperando los reporteros del programa que Takeshi Kitano tiene en Tokyo tv, ansiosos por entrevistarte y hacerte todo tipo de preguntas absurdas mientras te graban comiendo -mal- sus verdaderamente tradicionales platos.






"El otro" Tokio

Aunque nuestra visita fue comedida para todo, hay calles, tiendas, comidas, costumbres y estilismos que chocarte, te chocan.
Con todo, abandonarte a "su rollo" es lo mejor que puedes hacer. Y con esto no quiero decir que te compres una mascarilla para evitar contagios, o el uniforme de cualquiera de las muchas tribus urbanas que se ven por las calles. Pero si dudas acerca de si entrar en un fotomatón o un karaoke a darlo todo, no te cortes; hacer el tonto un rato fue de lo más divertido que hicimos.
 :o)











Y bueno, aparte de hacer el ridículo en el canal más visto del país, tuvimos una escena digna de Callejeros viajeros en el barrio de Asakusa, nos encontramos a mi jefe (en una ciudad de unos 20 millones de habitantes, what!?), nos reímos como enanos en -y con- el edificio de Tokio tv, pedimos comida en una especie de máquina sin tener ni la más remota idea de lo que nos íbamos a comer, compramos mandarinas a una cesta por la calle, felicitamos el cumpleaños de un amigo desde un karaoke y nos hicimos muchas fotos tontas, tontas, como las que veis arriba.

En fin, no sé. Seguro que no será en mis próximas vacaciones, ni en las siguientes. Pero si queréis saberlo, volvería a Tokio sin dudarlo. Y mira que está lejos.




No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...