¡Tanto, que son capaces de afectar incluso a mi estado de ánimo!
Una casa llena de luz y de flores me hace muy feliz.
Sin embargo, he de admitir que nunca he tenido mucha maña para cuidar las plantas.
Cuando vivía en Granada, se me morían ¡hasta los cactus!
Claro que, en Granada, en el salón de mi casa en verano, hacía demasiado calor ¡hasta para los cactus!
La cosa cambió un poco cuando me vine a Barcelona.
El verano pasado compré algunas macetas para mi terraza,
pero a lo largo del invierno, murieron (si es que la culpa es del clima, no mía...)
Así que, para celebrar que ya es primavera, compré un rosal.
Y está así de bonito:
Y hace un día tan bueno, que Cat y yo no hemos podido evitar salir un rato a la terracita a tomar el sol con el rosal.
Humm, ¡cómo se nota que tengo el día libre!
Que tengáis un buen día...
4 comentarios:
Ayer te decia que al final te daran una estrella Michelin .
Estoy mirando tus rosas y la verdad ,que son bonitas haber si compras unas rojas , y otras amarillas
Mama? Unas rojas y otras amarillas, qué nacionalista! :-)
Hum, prefiero unas blancas y unas rosas!
las rojas porque me recuerdan otra epoca, las amarillas porque son mis preferidas . Asi que de nacionalismo , nada de nada
Bueno, pues rojas... Pero las que tengo son naranjas, así que amarillas no que se parecen :-)
Por cierto, hoy están aún más bonitas!!
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