Cualquiera que me conozca bien sabe que soy fan de los baños.
No os equivoquéis, no soy una derrochona de agua ni nada de eso.
Pero, de vez en cuando, llenarse la bañera de agua caliente y espuma, después de un largo y duro día de trabajo... ¡qué bien sienta!
En Amsterdam tengo la posibilidad, además, de hacerlo acompañada.
De nuevo, no me malinterpretéis :-)
Gracias a la fundación Hilton in the Community, he podido hacerme con estos simpáticos amigos amarillos, al tiempo que ayudo a que los jóvenes tengan un futuro más "brillante".
Lo cierto es que sé poco o nada de dicha fundación...
Pero los patitos me han parecido tan monos que no lo he podido evitar.
Y además, cuando una puede ayudar, pues ayuda...
Porque salta a la vista que estos patitos necesitan salir a flote.
:-)
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