La ruta del amor y otros espantos
El otro día tuve un París-Roma, más conocido entre nosotros -los tripulantes- con dolorosa ironía como: La ruta del amor. Y es que, por más maravilloso que pueda parecer un viaje a París y Roma, créanme, en nuestro caso, este vuelo no tiene nada de romántico.
Empezamos el embarque en Roma, antes de salir hacia París. La primera en embarcar, por supuesto, era una señora que precisaba de asistencia, y su acompañante.
La señora era muy extraña; estaba visiblemente enferma, pero de causa difícilmente adivinable. La acompañante, una mujer de mediana edad, nos explica sin reparo alguno: "Es que vengo de hacerle un exorcismo. La he llevado al mejor exorcista que hay ahora mismo, y ha ido todo muy bien, así que no os preocupéis. Es muy bueno, deberíais llamarlo" y nos tiende alegremente un panfleto con tarifas.
No puedo evitar preguntarme ciertas cosas... Por ejemplo, ¿cómo la llevó a Roma? ¿En avión? ¿Le explicó también entonces a los tripulantes que la llevaba a ver a un exorcista? ¿Debían ellos preocuparse? ¿Qué quiso decir con que deberíamos llamarlo? ¿Nos vio cara de poseídos?
...
Sin duda, esta anécdota alcanza inmediatamente el puesto de honor en mi lista de espantos a bordo.
!!!
3 comentarios:
¿y quién no ha ido a Roma a exorcizarse unos demonillos alguna vez?
La cosa se está poniendo imposible en Roma... Dicen que Sevilla está recogiendo el excedente y mira, está aquí al lao.
jaja tais peor que la señora! :-)
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