Los días en casa transcurren con una lentitud inaudita. Como si el concepto de tiempo no existiese aquí. No hay movimiento en las cosas, todo está en suspensión. El viento trae, a través de la ventana abierta, una brisa fresca cargada de sonidos. Pero no es ruido. El ruido tampoco cabe en este lugar. Son sonidos. Lejanos. Agradables... Los rayos del sol coquetean con mi almohada. Cat coquetea con los rayos de sol.
Salimos a pasear por un jardín en el que sólo los colores ocurren.
No es aburrimiento. Esto es otra cosa... La P E R E Z A nace aquí.
Ya es Miércoles.
Aunque no sé si eso tiene alguna importancia.
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