Hoy
he acabado de leer Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman y, como suele pasarme con los libros que son buenos, me ha dejado -temporalmente- sumida en un estado extraño y perturbador. Contagiada quizá del ahogo trémulo y callado de su protagonista, me he dedicado todo el día a la agotadora tarea de no hacer nada útil.
Pero entonces, he recordado que yo no soy un ama de casa desquiciada, así que me he duchado -para librarme de las malas energías- y he salido a cenar.
Y he elegido cuidadosamente mi próximo libro. Será Firmin, de Sam Savage. Porque me apetece. Y porque a mí las ratas siempre me han caído bien.
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