El viernes, como ya os adelantó Cat, fuimos a merendar al Lolita Bakery.
Pero, esta vez, lo pedimos para llevar.
Y es que, a pesar de que nos encanta ese lugar, esta vez teníamos una cita importante:
Teníamos que despedirnos del parque de la Ciudadela.
Como son las fiestas de la Mercè, habían decorado el parque con flores gigantes y farolillos de colores.
Además, por todas partes había puestecillos de comida y gente, mucha gente.
¡Siempre nos encontramos, sin comerlo ni beberlo, en todo el meollo!
Lo li ta
Amamamamamam
:-)
Merendamos nuestros deliciosos cupcakes en la parte más tranquila del merendero
y después nos fuimos a dar una vuelta por el parque...
La gran fuente de los dragones (que no sé cómo se llama en realidad, pero yo la llamo así), gracias a la luz que había en todo el parque y a una fina capa de musgo, tenía un color verde espectacular (que mi Sony no captó). Verde "Grandes Esperanzas", que lo llamó M.
Para que luego digan que los hombres sólo saben 6 colores...
Al llegar la noche, las flores se iluminaron y la magia se intensificó aún más, si cabe.
Me alegro de haber ido a despedirme de la ciudadela aquél preciso día.
Tuve la sensación de que, en cierto modo, el parque también nos dijo adios.
3 comentarios:
Que guay, cuantas cosas chulas os vais a dejar atrás... yo creo que algún día volvereis a vivir allí, no sé por qué...
Yo tampoco se muy bien por qué :) (pero no sería la primera vez que me equivoco...)
Puede ser... En parte me da pena. Barcelona es Barcelona. Siempre quise vivir aquí. Es uno de esos lugares con los que te puedes llenar la boca cuando dices dónde vives. Pero, por desgracia, las cosas no son nada fáciles aquí. En ningún sentido.
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