Así de bien (o de mal, según se mire) se come en Montroig (Sitges).
Y bueno.
Y barato.
Y rápido...
Lo malo fue lo que vino después:
Ya caída la tarde, decidimos dejar el coche en Garraf y coger el tren para ir a Sitges (que está a sólo una parada) a cenar. Y así lo hicimos. Y nos encantó.
A la vuelta, cogimos (por los pelos) el último tren. Tan justos íbamos que el señor de seguridad nos dejó pasar gratis porque no nos daba tiempo a sacar el ticket. Y felices y dichosos nos encontrábamos, agradeciendo nuestra buena estrella, cuando me giro y leo en la pantallita electrónica del tren: Próximo destino Cast. Playa.
Genial, estupendo y maravilloso. El último tren de vuelta no pasa por Garraf.
Se nos quedó la cara como el que se tragó el cazo.
Después de cavilar durante un rato decidimos que lo mejor era continuar el trayecto en tren hasta casa y volver al día siguiente (hoy) a por el coche.
Y es que, en la vida ¡No hay aventura sin desventura!
Esta noche tengo el 2º viaje de prácticas. Me ha tocado a Granada. Estoy contenta porque es el mejor que me podía haber tocado, pero me perderé la final del mundial...
No quiero ni pensarlo.
¡Deseadme suerte!
2 comentarios:
Oh! te pierdes la final del mundial. Pues ya sabemos a quién le toca ponerse el sombrero de la suerte (y pensar que mucha gente se cree que el talismán es el pulpo Paul.
Yo también tengo una historia de peque viajando con mi madre y con tren destino Castelldefels (cuando en realidad nuestro destino era otro). Sin duda estación maldita.
Sí, la conozco...
Bueno, mejor el pulpo paul que la reina sofía...
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