Una nube de cenizas

Una nube de cenizas se cierne sobre Europa sembrando el caos en sus aeropuertos.

Hoy, además, otra nube bastante negra se cierne sobre mi cabeza.

Sí, han leído bien: ¡Mi gafe ha vuelto! (Chanchanchanchan) y, esta vez, lo ha hecho más agresivo que nunca... A lo mejor, como la nube de ceniza, la mía se disipa en unas 48 horas.

Hoy me han dado una mala noticia por teléfono. Al menos, venía de una amiga (gracias). Después, he perdido el autobús. He llegado tarde al trabajo (2 ó 3 minutos, lo justo para tener problemas). He quedado mal delante de una persona importante. Un compañero se ha llevado mi maleta por equivocación y me ha dejado la suya. Se me ha rajado el pantalón por el trasero (una raja descomunal) y mi ropa interior no era precisamente discreta hoy. Me he pasado un embarque entero y parte de un vuelo para poder remendarlo metida en un baño con el suelo meado. Mi compañera era nueva (pobre), lo que implica un poco de paciencia y algo más de trabajo. La máquina ha hecho mal el cierre y me he tenido que pasar liada con los cálculos de la recaudación del vuelo hasta que ha salido el tren de aterrizaje (y continuar en el desembarque). En casa, una discusión (leve, pero importante). Y me duelen las cervicales.

En fin, mañana será otro día y, como dice la frase de la ilustración: "Esto también pasará..."

Buenas noches.