La película me ha gustado, como ya me esperaba, pero las anécdotas han sido mejores; M. y el novio de A. atravesando el cine a oscuras (de la forma más torpe posible) y saltando butacas (con la película ya empezada) para ir a buscar otras gafas porque las suyas estaban rotas, A. riéndose escandalosamente (en serio, exagerado) cuando nadie más lo hacía, todos saliendo del cine con la mano en la nariz, completamente hechos polvo por culpa de las gafas...
Y después, a cenar a la Cantina Mariachi, donde una de las camareras más agradables por las que he tenido el placer de ser atendida, ha completado nuestra improvisada salida de Martes y 13.
Aquí estoy mostrando la marca roja que me dejaron las gafas en la nariz (en la foto no se aprecia pero era una marca realmente espectacular).
Manuel, con su respectiva marca, y sus tacos.
Carrito de tacos ¡¡yummy!!
Ha estado bien la tarde-noche.
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